¡Feliz 2017!
Tengo literal 44 minutos para poder resumir todo lo que pasa en mi cabeza antes de que sea enero 2… Ya!
Generalmente mis comienzos de años tienden a estar rodeados de una vibra positiva inexplicable (eterna soñadora, no al estilo Disney pero bue) y creo que este quiso comenzar así, con mi buen humor característico que se tapó un poco por el sueño de haber tenido una mañana temprano, pero no lo sentí tanto.
Y creo que está bien.
No me puse propósitos de año nuevo porque sé más o menos cómo viene la cosa, dónde quiero estar y qué quiero hacer hace un buen tiempo, y todo aquel que me conoce, también lo sabe. Con objetivos cumplidos en el 2016, no tengo intenciones de sacar el foco de mis “metas”(?), y si eso demanda noches sin dormir, cosas por hacer y rehacer, y disgustos en el camino, se hará.
Como dijo el tío de Peter Parker, “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”
Y sí, tío man, teniendo el poder de hacer todo lo que queramos y cumplir todos los sueños que se nos ocurran, (porque si se nos pasan por la cabeza, es porque tenemos la capacidad de hacerlo) me pregunto, ¿por qué sentarnos a esperar que la vida pase? ¿Que las oportunidades se den? ¿Que alguien nos dé una mano?
No.
Él único que puede salvarte sos vos mismo. Sin peros. Porque cuando empezamos a enfocarnos en lo que queremos, nuestro entorno atrae todo lo que necesitamos para ayudar a concretar nuestras metas. Pero si no accionamos, nada viene solo.
¿Y quién dice que no se disfruta?